El objetivo del Judo en edades tempranas , más allá de la competición, es que los alumnos se familiaricen con el deporte y se sientan cómodos. Debe tomarse como un juego donde practican deporte con sus amigos mientras aprenden algunos valores. Según se vaya avanzando con el curso y el alumno esté más acostumbrado a este deporte será el momento de empezar las competiciones. El alumno aprenderá a caer al suelo correctamente, ya que gran parte del deporte se practica en el suelo. Además, aunque es un deporte de contacto, el judo enseña valores como la tolerancia, el respeto, la autoestima, la solidaridad o el trabajo en equipo. Los profesores que imparten esta actividad son:

• Isabel Lavado: cinturón negro 6º DAN. Maestra de Judo, maestra de Jiu Jitsu y árbitro nacional.
• Eneko Escalero: cinturón negro 2º DAN. Profesor licenciado en Educación Física, entrenador regional de judo, entrenador regional de defensa personal y árbitro regional.

Historia del Judo Club Easo

Es con la iniciativa y colaboración activa del Hermano Pablo que en el año 1967 se creó la sección de Judo en el seno del colegio Maravillas. En este curso escolar (1967/1968) 80 alumnos iniciaron la singladura de lo que iba a ser un éxito de año en año. El año siguiente fueron 153 alumnos, para pasar a 300 en 1970 y lograr la cota más alta en el curso 1972/1973 con 352 alumnos. En 1970 La Federación Nacional de Judo otorga al Judo Club Maravillas una placa reconociéndolo como mejor centro de Enseñanza en España de la práctica de judo. En 1972 la Federación Española le concede el mismo premio. Durante muchos años el equipo nacional de judo se entrenaba en el Colegio Maravillas, competición de selección y cursos para la formación de Árbitros Nacionales. Entre los triunfos alcanzados, campeonatos escolares y federativos, Carlos González logró el título de Campeón de España Junior en 1968. En resumen, más de 9.000 durante estos 30 años fueron iniciados al judo y numerosos fueron los que alcanzaron el Cinturón Negro. Pero, más que resultados deportivos más o menos efímeros, destaca la filosofía e ideario que se han imprimido en todas estas generaciones año a año como la formación moral y espiritual. La competición, aun ‘siendo un mal necesario’ como decía Jigoro Kano, no podemos apartarla completamente sino dosificarla. La competición ofrece ciertos aspectos interesantes para la formación del niño, entre otras las de enfrentarse a problemas que tendrá que solucionar tomando la decisión él solo, sin ayuda.

El judo y el niño

El judo es un método perfecto de educación para el niño, tanto física como moralmente. Todo el contenido de sus principios básicos se adapta a un sistema de educación psíquico y y físico ideal. Su importancia es considerable para el equilibrio de la existencia del niño, puesto que se convierte en cierta forma en argumento eficaz de la actividad un poco artificial a la que obliga la sociedad. En efecto, concediendo primordialidad al programa de sus estudios escolares, se olvida que el niño es un centro de fenómenos y procesos psicológicos extraordinarios y no respetar las leyes básicas de la vida es ayudar a desequilibrar al joven ser en su ambiente. Si el judo no siempre obtiene en adultos los resultados que se esperan en el plano evolutivo es a causa de su mala interpretación y a las costumbres ya adquiridas que se encuentran enraizadas. En los niños, por el contrario, actuamos con personas nuevas y entusiastas. Los alumnos se impregnan de principio a fin de ideas fuertes que se quedan para siempre.

Historia del Judo

Allá por los años 1.500 en el Japón feudal aparece una casta de guerreros (los samuráis) que habrían de ser famosos por su experiencia y destreza en el combate cuerpo a cuerpo y en el manejo de las armas de su tiempo: sable, lanza, arcos… Desarrollaron distintos sistemas de lucha como el Yawara, Tai-Jitsu, Kogusoko, Ju Jitsu… cuyo objetivo era defenderse contra adversarios armados o sin armas y conservando en secreto sus conocimientos de generación en generación. Cientos de años después, el profesor Jigoro Kano (1860-1938), practicante asiduo de estos antiguos sistemas de lucha, desecha todas las técnicas peligrosas y brutas, conservando solamente lo útil y lo eficaz. Y así creó el judo, basándose en el concepto de no resistencia y aprovechando o creando desequilibro en el adversario. La palabra judo proviene del término «ju», que significa suave y flexible; y «do» que significa camino, modo o manera. Por eso, el concepto judo se puede traducir como «camino fácil», «modo suave» o «forma flexible». Para hacer judo se necesita un traje especial de tela resistente, el llamado judogui o kimono, y un cinturón para sujetar la chaqueta. Una vez vestido con el judogui podemos entrar en el tatami, que es un suelo hecho de planchas de goma sobre el que se practica este deporte. Cuando comienza el aprendizaje, lo primero que se aprende son los «ukemis» o formas de caer al suelo sin hacerse daño: caídas de espalda, de costado, hacia adelante… Saber caer es uno de los aspectos más importantes dentro del jdo.  Las técnicas o llaves de judo se realizan partiendo de un agarre mutuo. Lo más importante es saber cómo usar la fuerza y aprender a servirnos de la fuerza del contrario. Más adelante, el profesor inicia las primeras proyecciones (llaves) y se aprende a tirar al contrario y hacerle caer. Se aprende a proyectar con las caderas, hombros, brazos y piernas siempre aprovechando el desequilibrio de nuestro oponente. Se practican primero los movimientos donde es más fácil realizar caídas son ningún peligro. También se enseñará cómo inmovilizar al compañero en el suelo de una forma fácil y segura. En judo se aprende a defenderse pero no se utiliza la violencia como medio para resolver los problemas. Descubriremos cómo librarnos de la timidez o de otros complejos. El judo mejora el carácter y enseña a ser más tolerante. La práctica del judo es una magnífica escuela de respeto y disciplina, cualidades muy necesarias en la formación y la vida. Además es un deporte de descarga de tensión que se almacena durante los días de clase o estudio. Practicar judo aportará beneficios siempre a cuerpo y mente.

Código moral